La lista será mayor, porque los cazatalentos se frotan las manos desde hace semanas en su labor de añadir nuevas figuras a la élite del deporte de las multitudes, con el incentivo de la Copa Mundial de Qatar.
De todos ellos, quedan para la final los argentinos Julián (22 años) y Enzo (21) y el francés Aureliene Tchouameni (22). De la albiceleste cierto que el primero ya despuntaba en el Manchester City, y en el caso del galo fue fichaje del verano del Real Madrid.
Empero, la explosión del delantero rioplatense y la capacidad de su compatriota en el mediocampo llamaron bastante la atención. Y Tchouameni se convirtió en bastión de la medular, remplazando nada menos que a los lesionados Pogba y Kanté.
Si bien los mencionados tienen un espacio merecido, además de ser finalistas de la Copa FIFA 2022, tal vez los menos conocidos eran los jugadores marroquíes y entre ellos, Azzedine Ounahi (22 años), el veterano Noureddine Amrabat y los establecidos Achraf Hakimi y Hakim Ziyech.
Otros ya se veían venir, como el inglés Jude Bellingham (19 años), el alemán Jamal Musiala (19) o el croata Josko Gvardiol (20), pero Mohammed Kudus (22), el centrocampista de Ghana que si no brilló más fue por la eliminación de su equipo en fase de grupos.
Eso sí, se echará en falta la presencia de un futuro crack universal, como fue el caso del francés Kylian Mbappé en Rusia 2018 y, asimismo, ahora en Qatar con la ausencia de un delantero extraordinario, el noruego Erling Haaland (22 años).
Lejos del talento y la excelencia del fútbol, el arbitraje vuelve a apuntarse como la oveja negra del deporte, con excesivos minutos de descuento en partidos que no lo justificaban, penaltis muy dudosos y un sistema VAR que sigue sin jugar su verdadero papel.
Será un elemento a tomar en cuenta, ojalá que para bien, en la gran final del domingo de Argentina contra Francia. El duelo del siglo Messi-Mbappé, para ponerle rimbombancia.
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