La embajadora de la nación antillana, Mirta Granda, destacó durante ese homenaje, que Martí fue definido por el líder de la Revolución cubana, Fidel Castro, como “la idea del bien”, un pensamiento que “nos convoca porque se necesitan días dedicados a crecer y hermanar”.
El solemne evento, contó con la presencia del embajador de Cuba ante la Santa Sede, René Mujica, y de la secretaria general de la Organización Internacional Italo-Latinoamericana (IILA), Antonella Cavallari.
Estuvo presente además una amplia representación del cuerpo diplomático acreditado en este país y los organismos internacionales en Roma, así como ante la Santa Sede, además de miembros de la comunidad cubana residente en Italia e integrantes de las asociaciones de solidaridad con la Isla, entre otros participantes.
Martí expresó que “la única fuerza y la única verdad que hay en esta vida es el amor. El patriotismo no es más que amor, la amistad no es más que amor”, recordó Granda durante su intervención, y añadió que el mismo “fue el apóstol de un sueño titánico, creador de un pensamiento liberador, humanista y democrático”.
El héroe nacional de Cuba, reconocido por Fidel como el más universal de los cubanos y el autor intelectual de su Revolución, “fue el cultivador de la siembra de un mundo mejor”, manifestó la embajadora.
Expresó, además, que “por eso es tan importante hoy el debate de ideas, la conciencia resultado de un dialogo de civilizaciones, de generaciones, de pensamientos diferentes, con el objetivo de luchar todos por el mundo que necesitamos, no solo porque es el que vivimos, sino porque es el que dejaremos a nuestros hijos y nietos”.
Amor, concordia, fraternidad, es el necesario espacio que hay que crear entre las naciones, manifestó, y agregó que como quería Martí “unir es la palabra de orden, pensar es un deber de todos. La libertad es el ejercicio del pensamiento, pero para ser libres hay que ser cultos”.
“Necesitamos días dedicados a crecer y hermanar, que sean de continuidad de la obra de Martí y de Fidel, en que se desarrolle, como ellos nos enseñaron, la ardua labor de tejer un entramado de amor entre todos los pueblos del mundo”, concluyó la diplomática.
Luego de la ofrenda floral, depositada ante el monumento a Martí por los embajadores de Cuba ante Italia y la Santa Sede, fueron colocadas las de la comunidad de nacionales de ese país, y de varias asociaciones de amistad con la nación caribeña.
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