Sobre este vínculo conversó con Prensa Latina el investigador Michihiro Sindo, a propósito de conmemorarse hoy 170 años del natalicio del Apóstol cubano.
“El interés de Martí por Japón como parte de la civilización oriental se centró en la cultura, la difusión del catolicismo en el país budista, el envío de misiones a ultramar, la función del Mikado (Emperador) y el carácter del pueblo japonés”, destacó el especialista en Historia Contemporánea de América Latina.
Luego de estudiar las Obras Completas del Héroe Nacional de Cuba, Sindo encontró docenas de breves descripciones sobre la tierra del Sol Naciente, extraídas de referentes bibliográficos como postales dibujadas con trazos finos.
“A pesar del escaso material disponible en aquella época, Martí señala con acierto la idiosincrasia del pueblo nipón y sus tradiciones, desarrollando sus propias teorías a partir de artículos escritos por otros autores”, señaló.
En tal sentido, Sindo mencionó la traducción al español realizada por Martí de un extracto de la colección francesa de Obras Maestras del Arte, de Emile Bergerat, referido a la pintura japonesa.
A juicio del experto, de este ensayo de Bergerat derivó también su interés por la poesía tradicional, esas sintéticas odas a la naturaleza y a la percepción sensible del entorno que pocos años después se redefinirían como haikus, cuya métrica permeó algunas composiciones del poeta antillano.
Según recogen las Obras Completas, Martí se refirió además a las tazas de té, las escrituras budistas en sánscrito, la costumbre de lavar huesos en Ryukyu, las flores y el carácter de los japoneses, reseñó el exprofesor adjunto de la Universidad de Meiji.
“Martí alabó la delicadeza y la cortesía de los japoneses, su amabilidad en el trato, su fidelidad en el cumplimiento del deber, su discreción al hablar, su tolerancia al permitir que los extranjeros expresen ideas extravagantes sobre el país, su carácter comedido, sensible y urbano”, enfatizó.
Asimismo, abordó otras cuestiones políticas, sociales y religiosas de la época como la construcción de la línea del telegrama, la penetración del espíritu moderno, el conflicto entre budismo y cristianismo, la influencia de la doctrina católica y la absorción de las civilizaciones europeas.
“Si Martí hubiera tenido acceso a fuentes y análisis más ricos del final del periodo Edo y la Restauración Meiji, hubiese comprendido mejor estos importantes puntos de inflexión de la sociedad japonesa hasta 1881”, precisó el estudioso.
La relación entre el “más universal de los cubanos” y la “Tierra del Oro” es bidireccional. Al respecto, Sindo enunció seis traducciones al japonés de textos martianos y la disponibilidad de al menos nueve estudios y especulaciones sobre su vida.
Atribuyó la escasa bibliografía a causas diversas, incluidas el distanciamiento geográfico entre Japón, América Latina y Cuba en particular, así como la barrera lingüística que obstaculiza las investigaciones sobre la cultura hispana.
Puntualizó además que de los 26 volúmenes de las Obras Completas de José Martí solo cuatro han sido llevados al japonés, unido a la dificultad para acceder a los escritos originales del “Maestro”.
Cabe destacar que la obra del prócer independentista llegó a Japón después del triunfo de la Revolución cubana, en enero de 1959.
“Un año después, Mikinori Ikegami publicó una recopilación de discursos de Fidel Castro y tradujo La historia me absolverá, donde el líder del Movimiento 26 de Julio afirma que Martí era el autor intelectual del asalto al Cuartel Moncada. Ese pasaje atrajo mucha la atención sobre José Martí y motivó las investigaciones en torno a su legado”, explicó.
La victoria de la Revolución cubana caló profundo en muchos japoneses porque la isla resistió y mantuvo su soberanía e independencia. “En ese momento hubo un movimiento popular contra la renovación del Tratado de Seguridad Nipo-estadounidense y en todo el país se gritaba Cuba Sí, Yanquis No”, relató Sindo.
Fue así como en febrero de 1963 se creó aquí la Asociación de Amistad Japón-Cuba, primera de su tipo en el mundo, acotó.
“Entendemos la historia de la lucha de Martí por la plena libertad e impedir la dominación estadounidense de América Latina mediante la independencia de Cuba. Ese es un hecho bien comprendido por los japoneses que sufren la hegemonía del país norteamericano en Asia”, exaltó.
“En los últimos años han vuelto al poder regímenes latinoamericanos innovadores e independientes de Estados Unidos que buscan corregir el neoliberalismo, pero Washington no se queda de brazos cruzados y participa en el derrocamiento de esos gobiernos. Queda clara entonces la vigencia del pensamiento antimperialista del Héroe Nacional de Cuba”
Para Sindo es notable que Martí haya sido tan polifacético y a la vez exitoso en cada uno de sus emprendimientos como político, ensayista, poeta, periodista y pensador.
El catedrático japonés espera que la lectura de las obras del fundador del Partido Revolucionario Cubano y organizador de la Guerra de Independencia de la mayor de las Antillas, permita una comprensión más profunda de la Revolución cubana, así como de las causas emancipadoras de los pueblos al sur del Río Bravo.
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