La nación caribeña elegirá el próximo 26 de marzo a los 470 diputados que integrarán el Parlamento y la cercanía de los comicios moviliza opiniones diversas sobre cómo avanzar en el ejercicio democrático, entendiendo este como una mayor implicación ciudadana en todos los aspectos de la vida social, la toma de decisiones y el control.
Sobre las relaciones entre participación y representación, y la necesidad de acompañar la descentralización iniciada tanto en el sector empresarial estatal como en las instancias de Gobierno, de un proceso educativo sociocultural asumido por la ciudadanía, fueron algunas de las reflexiones que propició el Último Jueves de Temas.
Este espacio de debate promovido por la revista Temas, reunió un panel integrado por el historiador y politólogo belga, Eric Toussaint; el juez y presidente del consejo popular Latino, del municipio Cerro en La Habana, Leonardo Martínez; y Yuleidis González, profesora de género, raza y políticas públicas de la Universidad de Granma.
Aspectos como las rendiciones de cuenta formales de algunos representantes ante sus electores, y la limitada capacidad de solución de problemas que tienen muchos delegados de base emergieron en el análisis como asuntos que lastran la credibilidad del modelo cubano, con numerosos valores reconocidos por el público.
En tal sentido se mencionaron la presencia de personas de distintos sectores y diferentes instancias entre los propuestos al Parlamento, el hecho de que los recursos económicos no medien en las elecciones y las consultas populares sobre variados temas realizadas en los últimos años.
El investigador del Centro Martin Luther King, Joel Suárez, remarcó la importancia de aprovechar lo legislado en el país y de perfeccionarlo para canalizar las necesidades de las personas, y se refirió a la ampliación democrática abierta por la Constitución de 2019.
Que las personas se sientan parte, se impliquen en lo que se diseña o se hace, y tengan parte en lo toma de decisiones requiere mucho más que el ideal y la voluntad, coincidió Suárez con otras intervenciones como la de la socióloga Marilyn Peña, quien enfatizó en la educación para la participación y en el cambio en los mecanismos para propiciarla.
Es preciso eliminar la burocracia entronizada en muchos de los espacios que deberían fomentar que la ciudadanía se involucre, aporte ideas y actúe, señaló Claudia Flores, quien llamó la atención sobre la necesidad de hacer coincidir los representantes con los líderes naturales de las comunidades.
El reto de los procesos revolucionarios es organizar el día a día de las personas para que estas ejerzan realmente el poder, subrayó Leonardo Martínez. “Necesitamos una representación sobre la base de intereses colectivos”, añadió y acotó que esto requiere un pueblo organizado y consciente de sus intereses de clase.
La democracia socialista cubana tiene ante sí las huellas de la colonización cultural que impuso el ideal liberal burgués, dijo Yuleidis González, que catalogó ese como un desafío esencial, que precisa de un cambio de espíritu, una nueva relación con el poder y lograr que las personas sientan que tienen una influencia real en la toma de decisiones.
No existe participación cero, cuando los jóvenes no están en algo están diciendo por omisión lo que piensan, valoró Martínez.
“Tenemos que preguntarnos cómo rescatar esas subjetividades, sobre todo en un contexto de guerra cultural de cuarta generación donde de forma natural una desconexión de nuestro sistema implica orbitar alrededor de la democracia liberal burguesa. Tenemos que entrar en esa lucha y no podemos perder”, agregó.
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