Esa intensa actividad comenzó el 6 de febrero, al día siguiente de haber sido nominados, y cierra casi en vísperas de las elecciones nacionales al parlamento, convocadas para el 26 de marzo.
Con frecuencia se afirma que en Cuba no se realizan campañas electorales, y es cierto si se hacen comparaciones con las que tienen lugar en otras partes del planeta.
Porque más allá de la monótona exposición en los medios de las fotos y síntesis biográficas de los nominados, se está lejos de cubrir con carteles y telas hasta los últimos rincones de las ciudades.
Y nada de ofrecimientos de villas y castillos por los candidatos para ganar el voto, algo habitual en otros confines aunque luego se olviden de lo prometido.
En el modelo cubano se trata de encuentros con los electores mediante visitas a empresas, universidades, centros científicos, entidades agrícolas, comunidades y otros espacios sociales.
Tales contactos en los 168 municipios de la isla, desde las grandes ciudades hasta los lugares más recónditos, son más bien un proceso de retroalimentación en el cual los candidatos escuchan de primera mano las opiniones, inquietudes, dudas y expectativas de la población.
A su vez esta, mediante ese diálogo, conoce el talante de quienes serán, si son elegidos, sus representantes a nivel nacional.
Porque aun cuando en la candidatura aparecen personalidades como el propio Presidente de la República, altos cargos gubernamentales, artistas y deportistas con asidua presencia mediática y científicos de renombre, esta integrada en su mayoría por ciudadanos que no son conocidos más allá de su localidad.
Precisamente, acorde con lo establecido en la Ley Electoral de los 470 legisladores que formarán la Asamblea Nacional, 356 serán delegados de circunscripción (célula básica del sistema de gobierno) y de ascendencia provincial y solo 114 (24,2 por ciento) nacionales.
También esos encuentros devienen tribuna para analizar la situación del país en medio de una crisis económica en la cual hoy confluyen los efectos del omnipresente bloqueo de Estados Unidos, la crisis mundial agudizada por la pandemia de Covid-19 e inocultables deficiencias internas.
Así, la campaña electoral «a la cubana» resulta una vía para hacer de ese diálogo un momento importante para tomar la temperatura del ambiente social y convocar a la necesaria unidad que ha garantizado salir adelante a los cubanos en los momentos difíciles.
Por supuesto, tanto las autoridades como la población admiten que esta forma de proselitismo está aun lejos de ser perfecta, sobre todo en lo relativo a lograr mayor sistematicidad de esos encuentros -y con ello una creciente identificación- entre los electores y sus representantes.
Tampoco faltan, sobre todo desde el exterior, quienes califican de inútiles esas reuniones porque -dicen- los candidatos fueron nombrados «a dedo», pero el número de personas que reciben a los nominados en sus comunidades parece desvirtuar tal criterio.
En ello puede influir quizás la calidad de la labor previa de selección de los futuros legisladores, realizada por las comisiones de candidaturas (municipales, provinciales y nacional) integradas por representantes de las mayores organizaciones de masas y estudiantiles, y presididas por la Central de Trabajadores de Cuba a todos los niveles.
Para estas elecciones esos exponentes de la sociedad civil realizaron 948 plenos desde los municipios hasta la nación, en los cuales propusieron 19 mil 240 candidatos, pero como en muchas de esas reuniones se repitieron propuestas, al procesar los datos quedaron cuatro mil 600 nombres.
Estos fueron sometidos a consulta con cada delegado de circunscripción que, en representación del pueblo que le eligió, ofreció su criterio y aprobación o no a esas precandidaturas, hasta resultar los 470 nominados en asambleas en los 168 municipios de la nación.
De ser elegidos todos, quedaría un parlamento renovado en el 64 por ciento, con representantes de casi todos los sectores de la sociedad, el 95,5 por ciento de ellos con nivel universitario; mujeres más de la mitad, y menor de 35 años uno de cada cinco legisladores.
Al cerrar la campaña mañana, solo resta por los resultados del sufragio del domingo, directo, libre y secreto, en el cual el elector podrá ejercer su derecho a votar por todos los nombres que aparecen en su boleta o por uno o varios de los candidatos.
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