El proceso no fue fácil: ¿cómo se digiere una paliza de siete goles en menos de cinco días? Pero la debacle ante España devino capítulo de enseñanzas en medio del sismo futbolístico en el Medio Oriente y de millones de hinchas en Centroamérica.
Era evidente la desilusión en algunos sectores de las tribunas del Estadio Ahmen bin Ali, incluso después de la solicitud de confianza del colombiano Luis Fernando Suárez, director técnico del plantel. ¿Cómo confiar?, era otra duda.
Aunque el suelo temblaba, Suárez sacó coraje la víspera para derramar algo de optimismo: “Nosotros no estamos muertos”, dijo a los medios de comunicación instalados en esta capital.
“¿Renacimiento? Para renacer hay que estar muerto. Uno renace si murió”, también se le escuchó al cafetero durante la conferencia organizada en el Centro de Prensa de Doha, cercano al parque Lusail, sede de la final el venidero 20 de diciembre.
Un dato –eso sí- arrojaba luz entre tanta oscuridad. Costa Rica sumaba un triunfo en su único partido en Mundiales contra un rival de la Confederación Asiática, con aquel 2-0 sobre China en el año 2002.
Dos décadas luego la historia volvió a repetirse gracias a una certera y potente definición de Keysher Fuller (minuto 81), quien anotó ¡el primer disparo al arco de los ticos en el certamen global! Una maravilla propia del fútbol para otorgar ese segundo aire en ocasiones tan manido.
Mucha razón tuvo el entrenador principal de “La Roja”, Luis Enrique, cuando afirmó que no era una escuadra fácil, algo que no entendieron los nipones al dejar a varias de sus estrellas en el banco de suplentes, entre ellos Take Kubo, jugador de LaLiga española.
Y si bien los perdedores llevaron la iniciativa, las opciones más claras estuvieron lejos de devolver las fantasmas ante la maximizada figura del portero Keylor Navas, ex del Real Madrid, hoy en el París Saint-Germain, sublime y seguro hasta el epílogo del encuentro.
Tras derrotar a Alemania (1-2) en el estreno, el preparador Hajime Moriyasu pecó de seguro y subestimó a un rival herido, pero no muerto, como afirmó Luis Fernando Suárez.
Reza un viejo adagio que “en la confianza está en el peligro”, y Costa Rica dio un paso de gigante en pos de avanzar a los octavos de final, mientras espera feliz el esperado choque entre Alemania y España de un grupo E que todavía encierra misterios.
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