Doha, 6 dic (Prensa Latina) Asia pasó del sueño a la pesadilla en una noche de terror para su fútbol, que sufrió el hundimiento de Japón y Corea del Sur en un lapso de tiempo corto y -a la vez- eterno.
Después de casi tres semanas de idilio en Qatar 2022, ambas escuadras enfrentaron el momento más difícil en cuanto evento deportivo se organice: la eliminación, y lo cuasi irracional fue que sucedió con menos de tres horas de diferencia.
Sus victimarios fueron par de “pesos pesados” de la disciplina: Croacia, submonarca del orbe en Rusia 2018, y Brasil, pentacampeón universal y líder del ranking de FIFA; pero, en cualquier caso, los cuadros asiáticos pueden sentirse satisfechos y sus hinchadas orgullosas del papel interpretado en suelo arábigo.
Si se premiara el arrojo y la entereza en las Copas Mundiales, la de marras tendría como reyes absolutos a los «samuráis azules» de Japón, quienes hincaron las rodillas ante los balcánicos en un duelo no apto para personas con problemas cardiovasculares y definido en la siempre veleidosa tanda de penales.
Los segmentos reglamentarios no fueron suficientes, ni tampoco la prórroga, y la igualdad a un gol persistió en la pantalla de un Estadio Al Janoub colmado de fanáticos que vivieron a tope el partido correspondiente a los octavos de final. Y todos terminaron otorgándole una ovación cerrada a Dominik Livaković.
El portero croata vistió de héroe, como especie de mesías, al detener los cobros de Takumi Minamino, Kaoru Mitoma y Maya Yoshida, mientras Mario Pasalic convirtió el tanto de la victoria para sellar 3-1 el avance de los europeos, entre ellos su estrella Luka Modric.
En la tradición japonesa, el bushido, código traducido como “el camino del guerrero”, impulsa a atesorar siete valores en la vida. Tres son innegociables para el director técnico Hajime Moriyasu: lealtad, valentía y respeto. Analizado el contexto, el entrenador puede gritar a los vientos que sus hombres no fallaron.
La representación de la Tierra del Sol Naciente abandonó Qatar como el plantel capaz de doblegar a España y Alemania en la etapa de grupos, que tácticamente luce infalible, cuyos jugadores muestran un desarrollo técnico y físico constante.
No en vano, el país organizador de los últimos Juegos Olímpicos tiene una hoja de ruta y planes exquisitamente delimitados: organizar la Copa Mundial del año 2050 y quedar en la historia como el primer titular de Asia.
Corea del Sur, por su parte, también puede hablar alto y sentir que la misión fue cumplida. De la mano de su gran figura, Son Heung-min –el enmascarado en Qatar-, la selección sorprendió al avanzar de manera dramática a la ronda de eliminación directa y logró rendir a Portugal en una llave H donde quedaron fuera Uruguay y Ghana.
Ya en octavos, el guion resultó mucho más complicado ante Brasil, considerado uno de los mejores equipos del planeta, con Neymar, Vinícius, Casemiro, Raphinha, Eder Militao, Thiago Silva, Richarlison… ¿seguimos?
Nadie puede (ni podrá) minimizar la actuación de japoneses y surcoreanos, que hicieron realidad la aspiración continental de colocar a dos de sus selecciones más allá de la fase de apertura. La mirada, entonces, enfoca la lid de 2026 y ese largo viaje hasta Estados Unidos, México y Canadá, el Mundial de las 48 nóminas.
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