Conversar con ella ayuda a confirmar esos elogios y a descubrirla como una santiaguera “de armas tomar”, pues cuando los sucesos del 11 de julio de 2021 encabezó una legión de pueblo en la que prevalecieron las mujeres para enfrentar cualquier intento desestabilizador y de daños a la propiedad.
Sobre esas horas convulsas recuerda que ella dejó el lavado de ropas para salir al frente de las aguerridas damas, algunas con rolos y presillas sujetando los cabellos, tal y como evocan también Ingrid y Frank, los docentes que igualmente se involucraron en la enérgica reacción popular.
No podía ser menos cuando se trataba de uno de los centros comerciales más grandes de Cuba y de la contigua Plaza de la Revolución Antonio Maceo, uno de los símbolos de la firmeza revolucionaria que figuraban entre los objetivos a ocupar durante la manifestación reaccionaria.
Sedimenta la buena “fama” de esta educadora de 50 años, que se desempeña como presidenta de una comisión permanente en la Asamblea Municipal del Poder Popular, su actuación diligente y rápida ante los planteamientos, dígase falta de agua, inestabilidad en el consultorio médico o problemas con el pan y el gas licuado.
Diputada durante la novena legislatura del Parlamento, Yaquelín habla con pasión de sus faenas como delegada de circunscripción, justamente en La Ceiba, el barrio donde nació y se crió, del cual solo se alejó cuando cumplió misión en Venezuela.
Al referirse a su vida personal apunta que su esposo, con quien comparte la existencia desde los 16 años y padre de su único hijo, es de la misma manera, oriundo de esa comunidad, una de las más populosas de la ciudad heroína.
Ese apego y sentido de pertenencia son claves en su don de gente y ese carisma que la convierten en líder natural, capaz de que las personas se sumen a su convocatoria y asuman responsabilidades, tal y como sucedió en el enfrentamiento a la Covid-19.
Cuando se refiere a San Pedrito, una demarcación emblemática que atendió cuando era presidenta del Consejo Popular Mariana Grajales, afirma que el mejoramiento de esos ámbitos era uno de los sueños del líder histórico Fidel Castro y apenas se parece a aquella imagen desoladora y sumamente pobre de antaño.
Confiesa que los prejuicios hicieron que en los comienzos se acercara con algo de temor, debido a la condición de problemática que se asoció a esa población durante décadas. Sin embargo, reconoce que habitan allí gente buena, muy agradecida a las transformaciones urbanísticas y habitacionales ejecutadas en los últimos años.
En esta segunda oportunidad de ser elegida para integrar el máximo órgano legislativo cubano, cuenta con mayor experiencia, sustentada en esa interacción con sus vecinos, con quienes comparte desde la humildad de su hogar las carencias y dificultades que signan hoy la cotidianidad.
Su historia vital está marcada por las características de esos barrios “suyos”, todos muy populosos y con asignaturas pendientes en la obra de la Revolución, a pesar de todo lo que se ha hecho durante décadas. Por esa razón, insiste en que es preciso, en medio de las quejas por las carencias y limitaciones, no dejarse aplastar por lo negativo y resaltar el lado positivo de esas realizaciones económicas y sociales en estos casi 65 años.
De los recorridos por las comunidades tiene la satisfacción del oído atento por parte de los vecinos a las explicaciones y la comprensión acerca de la complejidad actual de la economía nacional, en la que se conjugan el recrudecimiento del bloqueo de Estados Unidos, la negativa huella de la Covid-19 y la crisis mundial.
“Al que dice lo que siente no se debe censurar”, es la principal conclusión después de esos contactos sinceros y fluidos con los santiagueros. Una mayor comunicación, oportuna y suficiente, es una de las fórmulas para estos tiempos, junto a la necesidad de la explicación sobre las nuevas leyes y de hacer sostenibles estos encuentros.
Madre ceiba se llama la escultura en homenaje a Mariana Grajales, levantada por el Premio Nacional de Artes Plásticas Alberto Lescay en el cementerio patrimonial de Santa Ifigenia. Con todo el significado del mítico árbol, Yaquelín se yergue cada día desde su barrio.
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