Los visitantes revisan -una y otra vez- sus hojas de ruta y parecen listos para soportar las altas temperaturas reinantes en la península árabe, que cambió su ritmo habitual en pos de deleitar al planeta.
La entrada al país no pudo ser más expedita: la tarjeta Hayya -operada por el gobierno qatarí- devino solución salomónica para agilizar el proceso, evitar las filas y mantener el orden en el Hamad International Airport, cuyo tráfico actual alcanza ribetes surrealista.
En medio de la pasión que despiertan sus selecciones, los aficionados también muestran la emoción aventurera del turista y son mínimos los recelos en materia de seguridad, pues aterrizaron en una nación con baja tasa de criminalidad.
Vestido con la casaca tricolor de su natal Ecuador, Andrés Ango confía en el éxito del evento: La ilusión es enorme y no solo en lo deportivo. Esta será una experiencia inolvidable, dijo el sudamericano a Prensa Latina.
Si se presta atención, es fácil advertir que llueven los comentarios, y no solo de fútbol: existe en la ciudadanía local altas dosis de optimismo y los criterios resultan positivos sobre los proyectos ejecutados en torno al certamen, después de la construcción de hoteles, la ampliación de la red de metro y otras locaciones.
Doha exhibe un semblante moderno, edificaciones recién inauguradas, trabajadores en nuevas obras y un ajetreo que, según cuentan sus propios habitantes, nunca se había percibido en la capital, ni tan siquiera en la lid universal de atletismo en 2019, otro evento de alcurnia.
Los taxistas, amables y escrupulosamente vestidos, captan las impresiones de sus tripulantes, y uno de ellos advirtió que el lujo de Qatar adquiere su mayor dimensión por conservar aquel pasado en que la pesca de perlas era la venta de gas o petróleo en la actualidad.
Sin perder su mística ancestral, pero atestada de aires contemporáneos, el territorio abrió sus puertas al mundo y recuerda cada pocos metros que estamos en el mejor lugar posible si el deseo es vivir entre la magia de eso llamado fútbol.
Hasta la saciedad, la citada locución “Now is all” –eslogan del evento- se encarga de situarnos en tiempo y espacio, mientras La’eeb –nombre de la mascota oficial- juega su papel de promocionar con un ingenio adorable.
Imágenes gigantescas de las estrellas de los planteles crean un ambiente mágico; el estadio 974 exhibe su belleza muy cerca del aeropuerto y los carteles promocionales te obligan a sentir los latidos de la Copa Mundial.
Dicho esto, ajusten los calendarios y estabilicen los niveles de adrenalina, que un vendaval de fútbol se acerca y cada fracción de segundo cuenta.
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