La vida retorna a la normalidad, los funcionarios regresan a sus labores, igual los estudiantes e incluso el presidente Luis Lacalle Pou, quien siguió el partido desde la residencia presidencial «tomando mate».
Hay en la calle como una sensación de vacío ante el empate a cero con los asiáticos, a quienes los charrúas habían vencido antes en lides de copas mundiales.
Al menos no perdimos y sumamos un punto, comentó un fanático en la avenida 18 de julio, mientras a su lado un vendedor callejero acotó que «la celeste (la selección nacional) no estuvo bien ni en lo físico ni lo futbolístico».
En la televisión un comentarista afirmó que el de Uruguay no consiguió ser un equipo dinámico y subrayó que el ritmo mostrado hoy resulta insuficiente para una competencia de estos quilates.
Gonzalo, quien instaló un pantalla plana frente a la caja desde donde dirige su pequeña bodega en el barrio Pocitos, lamentó que quedaron en la banca jugadores de valía internacional.
Yo hubiera puesto en el segundo tiempo a Giorgian De Arrascaeta, expresó sobre el mediocampista del Flamengo de Brasil, designado el mejor jugador de la Copa élite del país sudamericano y campeón con esa banda de la Copa Libertadores.
«Sin pena ni gloria», tituló el rotativo La Diaria en su edición digital, mientras que El Observador lo hizo así: «Uruguay no consiguió su estilo».
«Los palos impidieron la victoria», justificó el diario Subrayado al comentar dos disparos de los artilleros «charrúas» que chocaron en los pilares de la portería sudcoreana.
Ahora queda seguir, comentó Gonzalo desde su bodega, donde se apresta a no perder detalle del partido entre Ghana y Portugal, los próximos rivales de Uruguay.
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