Doha, 15 dic (Prensa Latina) Qatar 2022 agotó casi todas sus vidas, pero tiene reservado para el final un menú más delicioso que una barra de snickers o un pote de Nutella: Argentina versus Francia, vigente monarca.
Un tope cuyo morbo superaría una supuesta revancha entre David y Goliat. Vaya, que si no hubiésemos visto cada uno de los partidos, tendríamos licencia para creer que el resultado respondió a una certera y exquisita planificación.
Imaginen: los reflectores listos, el Estadio Lusail colmado de 88 mil almas, el césped sin fisuras y antes de sonar los himnos nacionales salen Lionel Messi y Kylian Mbappé. ¡Chapeau!
El guion perfecto para un Mundial tocado por la varita de lo sui generis, aunque impecable desde el punto de vista organizativo. Y seguramente será así hasta el domingo, una fecha que marcamos en el calendario desde el último gol de Rusia 2018, que, justamente, salió de los botines de Mbappé.
Las jugarretas del destino. Los megacracks del torneo tendrán su propio cara a cara: la leyenda que vive los últimos años de su carrera contra el prodigio que tomará el testigo en el afán de dominar la disciplina.
Para colmo, ambos, con cinco dianas, lideran la carrera por la Bota de Oro para el máximo anotador y el flamante campeón alcanzará fuerza en las preferencias como mejor jugador de la lid. Incluso, uno de los dos podría igualar la hazaña del italiano Paolo Rossi, el único capaz de alzar los tres trofeos más significativos.
Por demás, el choque huele a “vendetta”. Hace cuatro años, los europeos dejaron fuera del concurso a los sudamericanos (4-3) en la fase de octavos de final. Y aunque Les Blues aterrizaron en el Medio Oriente con la etiqueta de favoritos, las recientes actuaciones de “La Pulga” y su “Scaloneta” emparejan la balanza.
Con dos reinados en sus respectivos libros de historia, Francia (1998, 2018) y Argentina (1978, 1986) intentarán sumar una tercera estrella a sus uniformes, porque hasta en eso existe paridad. Y las aspiraciones individuales también darán muchísimo sentido a la batalla que se espera.
Messi, por ejemplo, tendrá la oportunidad de despedirse por todo lo alto de los Mundiales y agregar el único título importante que le falta a su gloriosa trayectoria. Mbappé, en tanto, pretenderá aumentar sus logros cuando apenas tiene 23 años. Y así, cada uno de los protagonistas hará que sus metas se conviertan en gloria colectiva.
¿Qué país se llevará el regalo de navidad de la FIFA? ¿Podrán los galos repetir la hazaña del bicampeonato consecutivo después de Italia (1934, 1938) y Brasil (1958, 1962)? ¿Quién será elegido el número uno del evento? Sobran las interrogantes, pero el domingo conoceremos las respuestas.
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