Rumbo a la primera edición del certamen en suelo del Medio Oriente, las dudas colmaban los pensamientos de especialistas y seguidores por disímiles causas, pero el comité organizador y lo sucedido en los terrenos de juego saciaron las expectativas de un planeta ávido de emociones.
¿Por qué ese cambio tan radical? La respuesta es sencilla: un país completo volcó sus energías en pos del éxito, al punto de no escatimar esfuerzos ni recursos para demostrar cuan equivocados estaban aquellos que obraron en su contra.
La historia dio un giro de 180 grados y cada promesa se cumplió: vivir varios partidos en un mismo día fue una realidad, el olor a fútbol era constante en cada rincón, la mayoría de los turistas sintieron los mimos de más de 30 mil voluntarios y la logística tocó niveles indescriptibles.
A todo ello, súmele el accionar competitivo y las múltiples sorpresas, entre esas aquel revés tempranero de Argentina ante Arabia Saudita, que sirvió para advertir las situaciones inesperadas escritas en un guión cuasi perfecto.
Un libreto que guardó para su epílogo la coronación de Lionel Messi y su definitivo asalto a la cúspide en el ranking de las leyendas, algo así como el GOAT del deporte más vitoreado en el universo.
Alemania y Bélgica quedaron fuera a las primeras de cambio; Asia y África clasificaron a dos selecciones per cápita a la ronda de eliminación en una actuación inédita, y Marruecos sorprendió a propios y extraños al alcanzar las semifinales, si bien luego cedió par de veces consecutivas.
Empero, los “Leones del Atlas” ratificaron que las distancias se achican en una disciplina globalizada y democrática, con un radio de acción infinitamente superior al resto de las prácticas, aunque suene demasiado categórico.
Todo ello camino a la disputa de la corona entre la «Scaloneta» de Messi y la Francia de Kylian Mbappé. Un duelo definido en penales (3-3/4-2) que cumplió las expectativas en el Estadio Lusail, cuyas 88 mil butacas resultaron insuficientes.
A sus 35 años, el sudamericano marcó dos dianas -cerró con siete en total-, guió la sinfonía de los suyos y terminó como el mejor jugador de una competición donde sumó varios récords durante los 29 días de puro ajetreo.
Después de un sinfín de sinsabores, «La Pulga» enfrentó el choque de su carrera y la victoria colocó en su currículo el único gran premio que le faltaba para -de una vez y por todas- colocar su nombre por encima de mitos como Maradona y Pelé en esa eterna polémica.
Mbappé, en tanto, anotó el segundo triplete en un duelo final de los mundiales, hizo suya la Bota de Oro, con ocho perforaciones, y ratificó que es el indicado para tomar el testigo de Messi y el portugués Cristiano Ronaldo en el afán de dominar el fútbol en la próxima década.
Finalmente, el podio quedó integrado por Argentina, Francia y Croacia, que volvió a demostrar su valía gracias a la magia del mediocampista Luka Modric, quien a sus 37 abriles todavía exhibe sus trucos en la cancha.
Inevitable despedidas.
Qatar 2022 significó el broche de oro para luminarias que reinaron su época y nos hicieron disfrutar del fútbol, aunque -sin ambages- los casos más sonados tienen la ficha de Messi y Ronaldo.
Otro que enfrentó su quinto y último Mundial fue el mexicano Andrés Guardado, pero también dijeron adiós el citado Modric, el español Sergio Busquets, el luso Pepe, los brasileños Thiago Silva y Dani Alves, los alemanes Thomas Muller y Manuel Neuer, entre otros.
Incluso, el galés Gareth Bale tuvo bienvenida y despedida, pues a sus 33 años debutó en el evento y muy probablemente sea el único debido a la edad y a que la selección de Gales le tomó más de seis décadas volver al máximo torneo de la disciplina.
¿El mejor Mundial de siempre?
La interrogante pasa por el criterio y la vivencia personal de cada persona, pero “cuando el río suena es porque piedras trae”, y algo bueno logró Qatar 2022 que obliga a entrar en las comparaciones.
El presidente de la Federación Internacional de la disciplina, Gianni Infantino, cree que sí es el mejor, y lo dijo delante de decenas de cámaras para que se conociera su criterio, que tampoco carga toda la razón.
En exclusiva a Prensa Latina, el exjugador español Carlos Marchena, monarca europeo en 2008 y planetario en 2010, también dejó palabras de elogios: “Todo lo que he visto ha sido perfecto”.
Otro que habló para nuestro medio fue Eduardo Biscayart, prestigioso narrador-comentarista deportivo, quien destacó las emociones, la organización, la posibilidad de conocer la cultura árabe y una infraestructura de primerísimo nivel.
El fútbol no para y volverá en un par de días con las competiciones de Ligas. Sobre la XXII Copa Mundial existirán nuevas reflexiones, pero lo que sí quedó claro es que sus organizadores pueden sentir satisfacción, esa que gritan los hinchas, protagonistas especiales en el «más universal de los deportes».
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