De Bogotá a La Habana, la ópera prima de Ramírez llega para retratar la lucha de los niños en un centro de internamiento experimental en Colombia a través de una historia de luz y redención interpretada por el pequeño Eliú y su mejor amigo.
El largometraje de 87 minutos pone foco en las terapias, trabajos forzados y pasado azaroso de sus protagonistas, quienes buscan “enfrentar la oscuridad de la naturaleza humana antes que se demasiado tarde”, según la sinopsis.
De acuerdo con Ramírez, director y productor de la empresa Valiente García, con la cual estrenó la producción en la Semana de la Crítica de Cannes, “es una película que ha tomado riesgos” en alusión a su trabajo con actores sin formación profesional.
Entre sus ya conquistados logros figura ser el primer director colombiano que obtiene el Gran Prize en ese certamen europeo y el Prix SACD otorgado por la Sociedad de Autores Franceses y el Jerusalem Film Festival.
Paralelamente, la coproducción colombo-francesa obtuvo el premio a mejor fotografía del Festival Internacional de Cine en Estocolmo y resultó seleccionada para su exhibición en el circuito fílmico de renombre como Toronto y San Sebastián.
La cinta pugna en la categoría de ópera prima por el premio Coral que otorga el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano, mem/chm