Durante el encuentro en el Hotel Nacional de Cuba, explicó que la película funcionó como plataforma para dialogar sobre esa relación desde una mezcla de ficción, realidad y ese misticismo que rodea a las historias de la región y utilizando actores naturales, excepto su protagonista, la bailarina Wendy Chinchilla.
Este primer largometraje de ficción de Álvarez narra la historia de Clara, que a sus 40 años tiene una conexión especial con Dios y como “sanadora”, sostiene a una familia y un pueblo necesitados de esperanza, mientras encuentra consuelo en su relación con la naturaleza.
Sin embargo, después de años controlada por el cuidado represivo de su madre, sus deseos sexuales se ven avivados, atraída por el nuevo novio de su sobrina.
La nueva pasión lleva a Clara a un territorio inexplorado, lo que le permite cruzar fronteras, tanto físicas como místicas, de ahí que fortalecida por su autodescubrimiento, se libera gradualmente de su papel de “santa” y comienza a curarse a sí misma.
La cinta fue grabada totalmente en esa nación centroamericana, en las localidades de Vara Blanca de Heredia y Poasito de Alajuela, entre febrero y marzo de 2020, y es la representante del país para los Premios Oscar en la categoría de Mejor Película Internacional.
Sobre la obra, la crítica de cine Sheri Linden escribió en el The Hollywood Reporter que la directora debuta en el largometraje con confianza. “En su universo íntimo de lo sagrado y lo pagano, Clara sola conjura un abracadabra terrenal memorable”.
En la edición 43 del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano compite en La Habana en el apartado Ópera Prima, aunque tuvo su estreno en la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes, en Francia.
El filme obtuvo cinco estatuillas, de nueve nominaciones, en los Premios Guldbagge, máximo galardón del Instituto de Cine de Suecia, en las categorías Mejor Película, Mejor Guión, Mejor Dirección, Mejor Dirección de Fotografía y Mejor Sonido.
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