En conferencia de prensa de prensa en el Hotel Nacional de Cuba, una de las sedes de la edición 43 del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, el realizador boliviano destacó que la cinta ha permitido a su pueblo mirarse y encontrar las cosas que los unen y los hacen únicos.
Bolivia es un país multiétnico, donde hemos logrado convivir entre tantas culturas y por eso mismo hay una búsqueda constante de las raíces y hay un cine tratando de indagar sobre esos temas, apuntó.
Sobre la experiencia del rodaje, llamó la atención sobre el vínculo establecido con comunidades del altiplano, sus problemas y culturas.
En el filme, los protagonistas, dos ancianos que hablan quechua y no son actores, sino personas que habitan en la región de Potosí, sufren una grave sequía, lo que los pone en la disyuntiva de migrar como el resto de la comunidad o quedarse a sobrevivir.
Lo más lindo de los recorridos por festivales ha sido como el público se relaciona con la película, apuntó, a la vez que significó la importancia de lograr que los espectadores “se pongan en los zapatos” de su pueblo durante hora y media.
Según Loayza, a través de Utama le interesaba mostrar la relación campo-ciudad, los procesos migratorios, el uso del quechua en el país, además de muchas otras preocupaciones relacionadas con la realidad nacional.
Preguntado en torno a la presencia de lo real mágico en la cinta, señaló que en el caso particular de Bolivia los temas de la espiritualidad son imposibles de no ser tratados porque los elementos son parte de la cultura de la nación.
Presentada en esta capital y en competencia en la sección Ópera Prima, Utama, que significa nuestro hogar en idioma aymara, llegó a la máxima cita del cine en Cuba precedida por importantes premios en festivales internacionales como los de Sundance, en Estados Unidos, Toulouse, Francia, y Beijing, China.
El director manifestó que su obra constituye una ventana para conocer Bolivia y destacó la amplia trayectoria de la cinta por importantes eventos del cine en el mundo.
Utama contó con fondos de promoción de Bolivia, Uruguay y España, se rodó en 2019 y fue coproducida también por la comunidad indígena potosina de Santiago de Chuvica.
Fue proyectada por primera vez en enero de este año en el Festival de Cine de Sundance, donde obtuvo el Gran Premio del Jurado.
Además, ganó los principales lauros en Mejor Dirección, Mejor Música, de la Crítica y Mejor Película Iberoamericana en el festival de Málaga (España), tres premios en Guadalajara (México), el Premio del Jurado y de la Crítica, tanto en Chipre como en Transilvania (Rumania).
Suman más de 30 los reconocimientos a la obra boliviana en diferentes categorías y, al menos, en los 60 festivales donde se exhibió.
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