En declaraciones a la prensa durante la edición 43 del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, el realizador comentó que la problemática de la distribución desigual de la tierra es una realidad en cualquier lugar, lo cual percibió en las proyecciones del filme en otros países.
Su largometraje narra la historia de Domingo, un hombre que habita en las montañas de Costa Rica y su casa está a punto de ser expropiada a causa de la construcción de una carretera.
Pero sus terrenos esconden un secreto: el fantasma de su difunta mujer le visita entre la niebla, por lo que él está decidido a no ceder su propiedad, aunque eso signifique recurrir a la violencia.
Acerca del realismo mágico que pudiera ser parte del guión de la cinta, Escalante expresó que ese calificativo se ha convertido en una etiqueta de la cinematografía latinoamericana de la cual se abusa, por lo que prefiere hablar más de lo sobrenatural, que en la película se mezcla con guiños al género del western.
A juicio de su realizador, este es un largometraje que toca diferentes temas y donde el mundo de hombres privilegiados, la fragilidad masculina, las relaciones familiares rotas y las culpas, se mezclan con la magia y lo sobrenatural a través de la niebla.
Advirtió que aunque se hable poco de ello, Costa Rica es también un país de mucha violencia política, algo que no se acepta, por lo que Domingo y la niebla es un llamado de atención sobre el tema.
Estrenada en mayo último en la edición 75 del Festival de Cine de Cannes, fue la única película iberoamericana en estar nominada a dos de las principales secciones de este evento, y la primera del país seleccionada para la sección Cierta mirada de este prestigioso certamen francés.
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