Por Julio César Mejías
Gibbon era prácticamente un desconocido para la mayoría de los competidores, pese a que un año antes en Kingston, la capital jamaicana, había ya deslumbrado con sus actuaciones en dichas pruebas (oro en el kilómetro y plata en la velocidad).
El pedalista trinitario llegó a Sao Paulo con apenas 19 años, lo cual disminuía sus posibilidades en los pronósticos de los especialistas, quienes fijaban sus miradas en argentinos, uruguayos, chilenos y brasileños.
Incluso ni siquiera los representantes de Estados Unidos resultaban favoritos, pues apenas archivaban dos preseas de plata en ediciones anteriores, conseguidas por Jack Disney y David Staub en la velocidad y el kilómetro, respectivamente.
Hasta la cita paulista, Argentina había barrido con el oro en la velocidad, además de sumar otra dorada en el kilómetro, así como una de plata y tres bronceadas.
Las dos doradas restantes, ambas en el kilómetro, habían sido obtenidas por el venezolano Antonio Di Micheli y el brasileño Anesio Argenton, en tanto chilenos y uruguayos se repartían plata y bronce en cada prueba.
Multimedallistas en Juegos Centroamericanos y del Caribe como el panameño Oscar Layne (triple campeón de velocidad), el colombiano Mario Vanegas (doble monarca en la misma prueba) y el cubano Reinaldo Paseiro (doble titular del kilómetro) no pudieron acceder a preseas, dada la fortaleza de los ciclistas suramericanos.
Pero Gibbon obvió toda historia anterior y se coronó en la velocidad en el escenario paulista, escoltado en el podio por el estadounidense James Rossi y el favorito argentino Edgardo Molinalori.
Resultó esa la segunda medalla de oro de Trinidad y Tobago en citas panamericanas, pues únicamente había subido a lo más alto de un podio el pesista Rodney Wilkes, ganador en Buenos Aires 1951 de la división de los 60 kg.
En México 1955, la nación caribeña sólo sumo una plata y un bronce (ambas del velocista Michael Agostini en 100 y 200 m), mientras en Chicago 1959 los deportistas trinitarios integraron la delegación de las Indias Occidentales junto a los jamaicanos y unos pocos representantes de otras islas caribeñas.
Gibbon siempre recordó que su primer triunfo lo saboreó con 14 años en una carrera para principiantes menores de 16 en su natal Cinco Ríos —nació el 9 de marzo de 1944— y ya nada lo sustrajo de entrenar por las calles y carreteras que le conducían hasta la Universidad de Puerto España.
Con sólo 18 años se consagró campeón del kilómetro contra reloj en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Kingston 1962, donde además ganó plata en la velocidad.
En estas citas multideportivas regionales Gibbon sumó otras dos doradas, al ganar dichas pruebas en San Juan 1966.
En Panamericanos, en Sao Paulo 1963 sumó al oro de la velocidad, una de plata en el kilómetro, escoltando al argentino Carlos Vázquez y por delante del brasileño Argenton, monarca cuatro años antes en Chicago. Luego llegó la edición de Winnipeg 1967 y la centella trinitaria no dejó margen a dudas con sendas medallas de oro en velocidad y el kilómetro para disgusto de argentinos y estadounidenses.
En la velocidad Gibbon desbancó al albiceleste Oscar García y al norteño Carl Leusenkamp, en tanto en los mil metros dejó atrás al compatriota de este último, Jack Simes, y al gaucho Vázquez, de quien tomó así desquite.
Fue precisamente 1967 su gran año, pues obtuvo además bronce en el Campeonato Mundial en la prueba del kilómetro, único torneo de este tipo al cual asistió.
Un año después quedó fuera del podio en los Juegos Olímpicos de México y su decepción fue tal que decidió retirarse con apenas 25 años.
Gibbon dejó abierta la senda panamericana para su país, pues tras él, Leslie King mantuvo la hegemonía trinitaria en la velocidad en Cali 1971, además de una plata en el kilómetro.
Años después llegaría Gene Samuels, “kilómetrero” por excelencia, campeón en La Habana 1991, plata cuatro años antes en Indianápolis y bronce en Mar del Plata 1995.
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