“Ganar, ganar y ganar”, declaró el monarca bajo los cinco aros de Río de Janeiro 2016 y Tokio 2020 —sin duda una de las grandes figuras presentes en la capital de Chile—, tras imponerse en su debut al estadounidense Jamar Talley en la segunda jornada boxística efectuada en el Centro de Entrenamiento Olímpico de Ñuñoa.
Aunque no fue una pelea fácil, el cubano se impuso por veredicto unánime (5-0) en lo que debe ser el primer paso hacia su cuarta corona en citas continentales desde Guadalajara 2011.
“Estados Unidos tiene un buen equipo, con figuras jóvenes, como se vio en el Mundial de 2021. Pero nosotros vinimos a buscar la victoria, a buscar medallas, para demostrar que el boxeo sigue siendo el buque insignia de Cuba”, afirmó La Cruz, quien combate en Santiago 2023 con la mirada puesta en París 2024.
De avanzar a la final de su división, los 92 kilogramos, obtendrá un boleto directo a los Juegos Olímpicos del próximo año, donde aspira a convertirse en el primer púgil de la historia en ganar todos los títulos de la Asociación Internacional de Boxeo (antigua AIBA) en dos divisiones diferentes.
Precisamente, la pelea del camagüeyano, que no deja indiferente a nadie, fue el foco de atención en el pabellón de Ñuñoa, adonde acudieron a verlo combatir desde sitios de privilegio el presidente del Comité Olímpico Internacional, Thomas Bach, y el mítico expertiguista ucraniano Serguey Bubka.
También atestiguó su combate en primera fila una leyenda del boxeo profesional como el panameño Roberto “Mano de Piedra” Durán, admirador confeso del boxeo cubano, quien al término del tercer round abrazó a La Cruz y le encasquetó una gorra de Panamá, simbolizando la hermandad que siempre rodea también a los Juegos.
Todo eso antes de que esta noche el camagüeyano comparezca en el Estado Nacional sosteniendo en alto, junto a la judoca Idalis Ortiz, la bandera de Cuba, algo que seguramente hará sonriente por la satisfacción del deber cumplido.
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