En la capital peruana, la sirena argentina fue una de las deportistas más destacadas. Ganó tres medallas de oro en las pruebas de 400, 800 y 1500 metros, superando la actuación de su compatriota Ana María Schultz en Buenos Aires 1951, y estableció marcas que la posicionaban como una de las grandes esperanzas deportivas de su país.
Catalogada como la niña prodigio de la natación sudamericana, su conexión con el agua venía casi desde la cuna, pues con apenas ocho meses de vida su mamá la zambulló por primera vez en una piscina.
A los 14 años, ya integraba la selección nacional de natación y a los 17 había ganado dos medallas de oro y una de plata en el Mundial juvenil de Indianápolis.
En los Juegos Olímpicos de la Juventud de 2018, el Natatorium de Buenos Aires atestiguó largas colas para verla en acción, mientras sus seguidores en las plataformas digitales se multiplicaban al ritmo de sus actuaciones.
Además de reinar en los Panamericanos de Lima, en 2019 Pignatiello brilló en el torneo Mare Nostrum en Barcelona y resultó elegida la Atleta Femenina del año en Argentina.
Entonces la vida parecía augurarle un futuro promisorio como atleta, especialmente en los Juegos Olímpicos de Tokio. Hasta que estalló la Covid-19 y el confinamiento por la pandemia lo trastocó todo.
Al competir en la capital japonesa, sus resultados quedaron lejos de lo esperado, las críticas sin piedad en las redes sociales la desbordaron y a Pignatiello le pasó un poco lo mismo que a la gimnasta estadounidense Simone Biles. Se vio hundida en una crisis anímica.
“Quiero cuidar mi salud mental”, escribió por aquellos días en Instagram, luego de borrar todas sus fotos, a la vez que reconocía haber tocado “fondo”.
A partir de ahí, nunca más se sintió deportista y acabó anunciando su retiro en junio de 2022, con apenas 22 años; aunque por fortuna encontró la manera de salir a flote y pudo sacar la cabeza del agua.
Como confesó luego en su Instagram: “Conocí gente increíble que me dio la mano. Me volví a enamorar de la vida. Rompí la barrera del sueño frustrado y me animé a comprarme una cámara”.
Ahora su vida transcurre por otros cauces en los que, junto a la fotografía, Pignatiello incursiona en la publicidad y la realización de videos musicales.
Fruto de ese nuevo camino, además, hace tres meses vio la luz su primer libro “Diarios de Delfín”, el cual creó en la medida que fue sanando para compartir a través de relatos, poemas y fotos tomadas por ella misma las vivencias y emociones que tuvo como deportista.
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