Por Yasiel Cancio Vilar
Santiago de Chile, la sede original, y luego Quito, la alternativa, habían renunciado a organizarlos por problemas políticos y económicos, y entonces emergieron Indianápolis y La Habana como soluciones salvadoras, siendo esta última la gran favorita.
La urbe norteña tenía diseñado su calendario para acoger los Juegos en 1991, empero, en medio de la Guerra Fría, el gobierno de Estados Unidos presionó con mucha fuerza a las autoridades deportivas panamericanas (Odepa) y finalmente, en 1984, le fue otorgada la sede del evento multideportivo.
Según expuso ESPN, citando un libro del periodista deportivo cubano Enrique Montesinos, fallecido hace unos años, “el Comité Olímpico de los Estados Unidos y la Odepa presentaron por escrito excusas a la Isla”, y dieron todas las garantías para que La Habana fuera la sede de los Juegos en 1991, como finalmente ocurrió.
SÍMBOLO OFICIAL Y MASCOTA DE LOS JUEGOS
Diseñado por J. Michael Hayes, el símbolo oficial de los X Juegos Panamericanos consistió en una serie de dieces romanos superpuestos (X).
Otro identificador importante era la mascota oficial: «Amigo, el loro panamericano».
Este personaje, a menudo abreviado como Amigo, viajó por todo Indiana como principal embajador de buena voluntad de los Juegos.
CEREMONIA DE INAUGURACIÓN
El 8 de agosto de 1987, aproximadamente 80 mil personas se reunieron en el Indianápolis Motor Speedway para presenciar la ceremonia de apertura, que resultó ser el mayor espectáculo de entretenimiento en vivo al aire libre jamás organizado en los Estados Unidos hasta ese momento.
Producido por Walt Disney World Productions, este acontecimiento contó con la participación de más de seis mil 500 artistas y otros 23 mil voluntarios utilizados para las acrobacias del programa.
LOS JUEGOS
Estados Unidos, como era habitual, dominó el medallero por países con amplitud, en una cita a la cual acudieron casi cuatro mil 500 deportistas de 38 países de América.
La delegación norteamericana obtuvo 169 títulos, 120 medallas de plata y 81 de bronce, y fue secundada en la tabla por Cuba (75-52-48), su rival más enconado en América por aquel entonces, y Canadá (30-56-75).
Entre los atletas de mayor alcurnia en esa cita multideportiva regional estuvieron los legendarios Carl Lewis, Jackie Joyner-Kersee, Javier Sotomayor, Omar Linares, Greg Louganis, Silvia Poll, Ana Fidelia Quirot, todos de primerísimo nivel mundial.
Párrafo aparte para el nadador surinamés Anthony Nesty, quien ganó el oro en los 100 metros estilo mariposa y evitó el pleno de títulos de Estados Unidos en la natación masculina, además de pulverizar el mito de que los tritones negros no podían ganar en la alta competición en este deporte.
También sobresalieron los triunfos de Brasil y Cuba en las competencias de hombres de baloncesto y béisbol, con míticos triunfos en la final sobre las superfavoritas escuadras de Estados Unidos.
Cuba, además, brilló en el boxeo, su buque insignia, al llevarse 10 de las 12 medallas de oro puestas en concurso, con destaque particular para la victoria del superpesado cubano Jorge González sobre el estadounidense Lennox Lewis, quien sería campeón olímpico en Seúl 1988 y posteriormente monarca mundial en el profesionalismo.
En total se compitió en 30 deportes y 27 países ganaron al menos una presea.
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