Sin que fuera un déja vu lo que vio en el Centro Acuático, después de hacer el uno-dos el domingo, ambas volvieron a escalar hoy a la cima podio, tras ganar la plataforma sincronizada en el Centro Acuático.
Tras la retirada de Paola Espinosa parecía difícil que surgieran clavadistas tan dominantes, pero México puede seguir celebrando. El relevo está asegurado.
Precisamente al país de los mariachis y el tequila, dedicó Agúndez este nuevo triunfo, a la vez que recalcó sentirse “orgullosamente mexicana”.
“Me siento muy, muy feliz de representar a esta nación y fue un honor haber visto mi bandera en lo más alto”, expresó Gabriela que también tuvo palabras para de gratitud para su entrenador Iván Bautista y su compañera de Orozco, con la que parece haber conformado un dúo perfecto.
“Llevamos haciendo una buena mancuerna desde hace rato y creo que se refleja en la alberca”, añadió la doble campeona de Santiago 2023.
Mientras, Alejandra se mostró contenta de haber podido acompañar, ahora sí, en la cima del podio a Agúndez, en la competencia donde las duplas de Canadá y Brasil las escoltaron con la plata y el bronce, respectivamente
“Tiene un sabor especial. Me da mucho gusto lo que hicimos hoy”, señaló la jalisciense, que de trabajar como voluntaria en los Panamericanos de Guadalajara 2011 y pasó a ser campeona ahora doble medallista de los Juegos.
Preguntada sobre París 2024, la más experimentada del dueto refirió que “todavía falta, pero es el sueño máximo”.
“Hay que ir subiendo la escalera. Ojalá podamos seguir compitiendo y llegar a la cereza del pastel, que es ganar en París”, dijo e igualmente valoró por qué el clavados mexicano mantiene tan buen nivel con el paso de los años: Joaquín Capilla, Rommel Pacheco, Paola Espinosa, ahora ellas…
“Somos muy valientes, muy guerreros, y creo que también el que sea de generación en generación no ha sido magia. Hay un trabajo muy fuerte detrás. El poder inspirarnos entre nosotros, el poder darnos la mano y abrir puertas que a lo mejor antes se veían muy lejanas”, valoró.
Y concluyó: “A mí me tocó ver y entrar por esas puertas que otros abrieron antes de mí y ahora nosotras estamos abriendo otras. Y de eso se trata, hacerles el camino más fácil a los que vienen y que cada quien escriba su historia.”
De momento, con mariachis y rancheras, México lindo y querido celebra al son de ellas, quizá ansioso de tener el año próximo un déja vu de lo visto Santiago en el tanque de clavados de la capital francesa.
oda/abc