Sobre todo después de protagonizar hoy una batalla épica: la de los mil 500 metros, donde dominó prácticamente toda la carrera y acabó ganando una medalla de plata que Chile festeja como si fuera de oro.
A sus 38 años, después de haber aprendido a manejar los tiempos y dosificar los , la “Alemana” ve como todo transcurre muy rápido, a una velocidad casi de vértigo, en sus sextos Panamericanos.
En la ceremonia inaugural fue la encargada de ingresar al Estadio Nacional portando la antorcha que encendió el pebetero de los Juegos.
Dos días atrás, el presidente Gabriel Boric acudió al Centro Acuático para verla competir en la final de los 800 metros, donde acabó fuera del podio por cuestión de segundos.
Y ahora sí, en los mil 500 logró subir al podio, mientras una marea roja rugía su nombre en las tribunas.
Tal admiración despierta la ondina en el país que el Instituto Nacional del Deporte hizo un llamado en redes sociales para repletar el Centro Acuático con poleras rojas e incluso regalaron al público que llegaba a ver la competencia con otra vestimenta.
Köbrich, que posee seis medallas preseas en citas continentales —incluido un oro en Guadalajara 2011—, correspondió a ese apoyo.
Tras entrar quinta al agua, fue remontando posiciones y dominó la competencia prácticamente todo el tiempo, desde los 300 metros hasta que en la última de las 30 piscinas a nadar la estadounidense Rachel Stege la rebasó en un final electrizante arrebatándole el oro.
Ambas batieron el récord panamericano que había instaurado la argentina Delfina Pignatiello en Lima 2019 y el público siguió coreando el nombre de Kristel, quien tras salir de la piscina ya rodeada de periodistas no tuvo palabras para definir su carrera. Aunque era más bien sencillo: Leyenda.
Sin ir más lejos, cuando en Santo Domingo 2003 ella ganó la primera medalla panamericana de Chile en la natación, la estadounidense Stege tenía apenas cuatro meses de nacida.
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