Por Ariel B. Coya, enviado especial
Y luego está Hugo Hoyama, que se ha codeado con todos —o casi todos— porque coincidió con ellos en tiempo y espacio al disputar nada más y nada menos que siete ediciones de los Juegos: desde Indianápolis 1987 hasta Guadalajara 2011.
Se dice fácil, pero no es todo. Si alguien cuestionara el mérito de esa participación —a la que se añaden seis citas olímpicas—, Hoyama también se erigió en el máximo medallista del tenis de mesa en el continente con un total de 15 preseas (10-1-4).
Nacido en la localidad paulista de São Bernardo do Campo en 1969, este brasileño de raíces japonesas al principio “jugaba” al ping-pong como mero entretenimiento durante los recreos en la escuela, hasta que un día acompañó a uno de sus amigos a la academia donde practicaban los jugadores de la selección nacional.
Allí fue captado por el entrenador Maurício Kobayashi y desde entonces no paró de crecer. Antes de los 10 años ganó su primer torneo colegial y a los 18 ya integraba el plantel brasileño que conquistó el oro por equipos en los Juegos de Indianápolis 1987, además de sumar la plata del doble masculino junto a Cláudio Kano.
No obstante, su primera gran victoria —según él mismo— llegó en el Campeonato Latinoamericano de 1988, efectuado en Cuba, donde se impuso a los favoritos y adquirió más confianza para luego erigirse en la raqueta número uno de Brasil.
Precisamente, su reinado en los Panamericanos comenzó en La Habana 1991, al agenciarse tres títulos en las pruebas individual, de dobles y por equipos para hombres; resultado que calcaría cuatro años después en la edición de Mar del Plata 1995, sumando también un bronce en el evento de dobles mixtos.
Si bien Winnipeg 1999 marcó los únicos Juegos de los que Hoyama se fue sin medalla de oro —con apenas un tercer lugar en la prueba por equipos—, en Santo Domingo 2003 regresó al trono en dobles masculinos antes de sumar dos oros consecutivos por equipos en Río 2007 y Guadalajara 2011, añadiendo de paso dos bronces individuales.
En reconocimiento a su amplia trayectoria deportiva —en la que coleccionó más de 500 preseas y 250 trofeos—, Hoyama fue, a sus 42 años, el abanderado de la delegación brasileña en la cita de Jalisco.
Tras posar su raqueta sobre la mesa definitivamente bajo los cinco aros en Londres 2012, se ha dedicado a promover el desarrollo del tenis de mesa entre las nuevas generaciones y fue uno de los atletas que portó la antorcha olímpica en su recorrido a Río de Janeiro 2016.
Dueño de un estilo marcadamente ofensivo con el típico agarre de “lapicero”, siempre centrado en el juego, Hoyama devino sin duda un icono de su deporte, al punto que dentro de la cultura popular incluso el personaje de Dwight Schrute reconoció ser fan suyo en un capítulo de la popular serie televisiva The Office.
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