Desde que arrancó este siglo, inequívocamente, en Juegos Panamericanos la competencia entre los sablistas la gana un representante de Canadá o de Estados Unidos.
Ahora, en la capital chilena, Romero casi consigue añadirle una excepción a esa regla. El morocho de 29 años venció 15-10 en la ronda de dieciseisavos al estadounidense Filip Dolegiewicz y en semifinales 15-12 al canadiense Fares Arfa, pero en la final cedió 11-15 ante Andrew Doddo, otro estadounidense.
“Estoy bastante contento, aunque no conforme con el resultado ahorita”, declaró a Prensa Latina ya en zona mixta, después de una competencia bien dura en la que acabó con los dedos sangrantes.
Aun así, el venezolano no se escudó en su lesión a la hora de valorar el resultado de la final: “Doddo es un atleta experimentado y me ganó bien en el juego táctico”.
“La competencia probablemente la comencé muy descontrolado a nivel psicológico, prácticamente sin ganas, sin emoción, dentro de la primera ronda. Pero luego logré resolver los combates y llegar hasta la final”, explicó sobre su trayecto a ese desafío.
Y añadió que después de competir en la capital de Chile, espera participar en la Copa Mundial masculina que se desarrollará la próxima semana en Argelia, ya apuntando a la clasificación olímpica rumbo a París 2024.
Allí, quién sabe, tal vez un sablista venezolano pueda subir al podio como antes hizo en la espada Rubén Limardo.
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