En una de las pruebas que cerraron el atletismo de estos Juegos Panamericanos, Zurian Hechavarría, Rose Mary Almanza, Sahily Diago y Lisneidy Veitía protagonizaron una remontada electrizante para aportarle a la delegación cubana su medalla de oro número 30.
“Fue una carrera sobrenatural porque como todos vieron hubo dos de mis compañeras, la tercera posta y la segunda, que apenas tuvieron recuperación luego de haber corrido su final. Y es algo inexplicable, que se siente muy bonito”, dijo Veitía, pocos minutos después de haber cruzado la meta antes que la estelar dominicana Marileidy Paulino.
En una carrera de altas pulsaciones, en las que ambas arrancaron detrás —sobre todo en el primer cambio—, Cuba y República Dominicana terminaron quedándose con las medallas de oro y plata.
Ganaron las cubanas con un tiempo de tres minutos, 33 segundos y 15 centésimas, mientras las quisqueyanas terminaron segundas (3:34.27), gracias a la velocidad tremenda de Paulino como cerradora.
“El relevo lo salí a correr y en mi mente lo único que estaba era una medalla, literalmente. No sabía cuál, pero una medalla”, detalló Diago que recibió el batón en tercer lugar y lo entregó habiendo tomado la punta, justo después de haberse coronado en los 800, junto a Almanza, ganadora del bronce en la doble vuelta al óvalo.
Zurian Hechavarría, por su parte, destacó el “trabajo de equipo”, aunque estuvo en tela de juicio al haberse rezagado en el tramo inicial.
Sin embargo, dijo disfrutar mucho en lo personal la oportunidad de correr este relevo, así como el papel determinante que tuvieron las dos últimas postas para asegurar el triunfo.
“Fueron espectaculares”, valoró, aunque sus compañeras la interrumpieron para afirmar que “el relevo somos las cuatro”, en línea con el célebre lema de “uno para todos y todos para uno”.
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