Por Julio César Mejías
A dicha cita multideportiva inicial del continente acudieron dos mil 513 atletas de 19 países, quienes compitieron en 20 deportes.
La idea de organizar estos Juegos se concretó al término del Primer Congreso Deportivo Panamericano, efectuado precisamente en Buenos Aires en 1940 con la presencia de delegados de 16 países, quienes crearon el Comité Deportivo Panamericano.
Allí acordaron la realización de la primera edición continental en 1942 en la propia urbe argentina.
Vale indicar que durante los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1932, ya muchos atletas del continente americano se habían enfrentado en topes informales, iniciativa que fue retomada cuatro años después en Berlín, cuando organizó la siguiente cita estival.
En 1937, atletas de nueve países (Argentina, Brasil, Canadá, Cuba, Colombia, Chile, Paraguay, Perú y Estados Unidos) concurrieron a unas competencias efectuadas en Dallas, Texas, que devino en magnífica iniciativa para gestar los futuros Juegos Panamericanos.
Pero, la cita inicial prevista para 1942 no pudo concretarse debido a la II Guerra Mundial.
El 8 de agosto de 1948 en Londres —mientras la urbe del Támesis acogía los Juegos Olímpicos—, se efectuó el Segundo Congreso Deportivo Panamericano, en el cual se acordó celebrar la primera cita multideportiva continental en suelo bonaerense.
Los Juegos fueron finalmente inaugurados el domingo 25 de febrero de 1951, con una ceremonia que presidió el general Juan Domingo Perón, jefe del estado argentino.
El fuego panamericano fue traído desde Grecia y correspondió al corredor Juan Sossidis encender el pebetero. Elsa Irigoyen, Enrique Kistenmacher y Delfo Cabrera, todos destacados atletas argentinos, el último incluso vencedor en el maratón de los Juegos, tuvieron a su cargo el Juramento de los deportistas.
ARGENTINA, LÍDER DEL MEDALLERO EN LA EDICIÓN
La delegación anfitriona dominó el medallero general con 154 preseas en total, de ellas 68 de oro, 47 de plata y 39 de bronce, cosecha con la cual superó ampliamente a Estados Unidos que sumó 98 (46-33-19) y Cuba con 28 (9-9-10).
También destacaron las delegaciones de Chile con 39 medallas (8-19-12), Brasil con 32 (5-15-12), México con 40 (4-9-27) y Perú con 14 (2-5-7).
Otros nueve países conquistaron al menos una medalla: Trinidad y Tobago, Ecuador, Colombia, Venezuela, Costa Rica, Jamaica, Panamá, Guatemala y Haití; mientras El Salvador, Nicaragua y Paraguay se fueron en blanco.
Los argentinos vencieron en boxeo, ciclismo, esgrima, remos, tiro, tenis, fútbol, polo acuático y polo sobre césped, en tanto los estadounidenses dominaron el atletismo (17 de 33 títulos disputados), lucha libre, natación, levantamiento de pesas y baloncesto.
Cuba sorprendió con su triunfo en gimnasia, además de imponerse en béisbol, mientras Chile ganó la equitación.
Entre las individualidades sobresalieron el velocista cubano Rafael Fortún, vencedor en 100 y 200 metros planos, y el clavadista mexicano Joaquín Capilla, quien ganó las pruebas de trampolín y plataforma, pese a ser intervenido quirúrgicamente de apendicitis apenas unas semanas antes de los Juegos.
Igualmente conquistaron dos preseas doradas los estadounidenses Malvin Whitfield (400 y 800 m), James Fuchs (bala y disco) y Charles Curtis Stone (tres mil con obstáculos y 10 mil m planos).
El chileno Hernán Figueroa se impuso en la agotadora prueba del decatlón, para erigirse así en el más completo de los Juegos, aunque no pocos igualmente valoran para esa condición al brasileño Eric Tinoco.
El auriverde se coronó en pentatlón moderno —incluye pruebas de equitación, esgrima, tiro, natación y carrera a campo través—, con la peculiaridad de no haber sido puntero en ninguna de las mismas.
Buenos Aires abrió la senda de las citas multideportivas continentales, organizadas de forma ininterrumpida cada cuatro años hasta la más reciente efectuada en julio último en la urbe brasileña de Río de Janeiro.
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