Por Ariel B. Coya, enviado especial
Ambos dejaron su huella en las ediciones iniciales de los Panamericanos, pero McKenley (1922-2007) destacó incluso desde los años previos.
En 1947, por ejemplo, llegó a poseer al mismo tiempo los mejores cronos universales en los tres eventos de la velocidad: los 100 (10.3 segundos), 200 (20.4) y 400 metros planos (46.2).
Ya en la Olimpiada de Londres 1948, además de la medalla de plata en los 400 m, estuvo a punto de ganar otras dos en los 200 m y el relevo 4×100, por lo que sin duda llegó a la primera cita multideportiva continental de Buenos Aires en 1951 como un firme candidato al oro.
En la capital argentina, sin embargo, la óptima forma del cubano Rafael Fortún —su gran rival en el área centrocaribeña— y de los corredores estadounidenses, incluido el sensacional Malvin Whitfield, hizo que solo pudiera rebañar tres bronces.
Preseas alcanzadas en cada prueba individual de velocidad, siendo hasta hoy el único atleta en lograr la hazaña de subir a los podios de esas tres carreras en la historia de los Juegos.
Un año más tarde, eso sí, McKenley se vistió de gloria en la cita olímpica de Helsinki, donde conquistó una corona en los relevos y dos subtítulos individuales.
Siguiendo la misma cuerda, pero 15 años más joven, inmediatamente después de él vino George Kerr (1937-2012), quien igualmente corría los 400 m; pero en vez de las distancias cortas, prefirió extender su potente zancada a los 800 m.
En los Panamericanos de Chicago 1959, Kerr brilló con dos metales áureos y una plata bajo la bandera de las Indias Occidentales británicas, la efímera federación que agrupó a varias naciones del Caribe como parte de su proceso gradual de descolonización.
Aquella delegación copó en esos Juegos el podio de los 400 m y se impuso en la posta de esa distancia con Kerr a la cabeza y el trinitario Basil Ince junto a los hermanos Malcolm y Melville Spence, también jamaicanos, justo un año antes de lograr dos bronces olímpicos en Roma.
En 1962, haciendo bullir de entusiasmo el Estadio Nacional de Kingston, Kerr fue el primer atleta en ondear la actual bandera de Jamaica al coronarse en los 400 y 800 metros de los Juegos Centroamericanos y del Caribe.
Aunque sería solo el primero en hacerlo dentro de una lista que luego ha visto repetir ese gesto a unos cuantos de los hombres y mujeres más rápidos del mundo como Donald Quarrie, Merlene Ottey, Asafa Powell, Verónica Campbell, Yohan Blake, Elaine Thompson o Shericka Jackson, por solo mencionar algunos, aparte de Bolt y Fraser-Pryce.
No en vano, cierta vez que al carismático “Relámpago” le preguntaron a cuál atleta olímpico de todos los tiempos admiraba más, contestó sin vacilar: “Herb… Herb McKenley”, el primer jamaicano que brilló en el hectómetro y ganó cuatro medallas bajo los cinco aros.
Y también, en una alusión que de cierta manera incluía a Kerr, añadió: “Esos muchachos eran mis ídolos. Realmente superaron la barrera y lo hicieron muy bien para Jamaica al comenzar. Viví para verlos y ser como ellos”.
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