Por Julio César Mejías
Si bien la primera dorada quedó en el pecho de Roberto Alfieri en la edición inicial de estas citas en Buenos Aires 1951, correspondió a Demiddi comenzar un verdadero dominio albiceleste en las competencias de par de remos.
Demiddi, un atleta talentoso y tenaz, demostró sus potencialidades al destrozar el reinado estadounidense en la modalidad, pues John B. Kelly, Harry Parker y Seymour Legrand se coronaron monarcas continentales en México 1955, Chicago 1959 y Sao Paulo 1963, respectivamente.
Solo Norberto Battaglia logró acceder al podio en ese lapso al hacerse del bronce en la capital mexicana.
Pero en Winnipeg 1967 se presentó Demiddi, quien no era debutante, pues cuatro años antes, en Sao Paulo 1963, había ganado plata en el bote de doble par de remos junto a Antonio N. Soma.
Además, generó admiración en la temporada siguiente al incluirse en la final olímpica de Tokio 1964 con apenas 20 años, una edad inusual entre los remeros de élite.
Los especialistas, no obstante, mantuvieron como favorito al representante estadounidense John Nunn, pero el todavía novel albiceleste hizo trizas los pronósticos con una clara victoria. Poco más de diez segundos de ventaja —o un largo, como prefieren los seguidores de este deporte— mostraron la superioridad de Demiddi para dejar a Nunn con la plata en un podio que completó el mexicano Otto Pletner.
Un año después de su corona panamericana, la “Máquina” —como le apodaron sus compañeros de equipo y la afición— volvió a animar a sus compatriotas con una medalla de bronce olímpica en México 1968.
Luego, el astro argentino sumó otros avales: campeón mundial en 1969 y monarca en la tradicional regata Henley en 1971, año en el cual obtuvo su segundo cetro panamericano en Cali, donde derrotó al estadounidense William Tytus y al cubano Ramón Luperón.
Esos éxitos, unido a sus 12 títulos nacionales consecutivos entre 1962 y 1973, y a la presea de plata en los Juegos Olímpicos de Munich 1972, lo coronan como el más importante remero en la historia de Argentina.
Demiddi abandonó las competencias sin perder la condición de campeón nacional, la cual heredó a partir de 1974 otro virtuoso sobre botes: Ricardo Ibarra, quizás menos talentoso, pero también triunfador, al regalarle a su país los cetros panamericanos en México 1975, San Juan 1979 y Caracas 1983.
Excepto en su primera final, donde el anfitrión Federico Scheffler alcanzó el bronce, Ibarra tuvo que vencer siempre la férrea resistencia que le prodigaron los representantes de Estados Unidos y Canadá.
Ya con la experiencia a su favor, logró el oro por tercera ocasión consecutiva en la capital venezolana, mérito igualado por el cubano Ángel Fournier en Guadalajara 2011, Toronto 2015 y Lima 2019.
Argentina suma ocho títulos de 18 posibles en el single para hombres de los Panamericanos, pues con posterioridad triunfaron Sergio Fernández en Mar del Plata 1995 y Santiago Fernández en Río de Janeiro 2007.
Sergio y Santiago conquistaron plata en las ediciones precedentes, o sea, La Habana 1991 y Santo Domingo 2003, mientras que Brian Rosso ganó bronce en Toronto 2015 y Lima 2019, y así redondear las 13 preseas (8-2-3) que en total acumulan los singlistas argentinos.
El dominio albiceleste en la prueba es evidente: a distancia se sitúan Cuba (4-1-4) y Estados Unidos (3-5-3).
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