No rompió esta vez el récord del evento como hizo en Lima 2019, pero le dio a Perú el segundo oro de su historia en la icónica carrera de largo aliento dentro de los Juegos. Aquel 27 de julio, hace cuatro años, espoleado por los vítores de sus compatriotas, Pacheco cubrió los 42 kilómetros en la capital peruana en dos horas, nueve minutos y 31 segundos, para batir la plusmarca establecida por el boricua Jorge González (2:12:43) en Caracas 1983.
Entonces fue perseguido por dos atletas de México, ahora en las calles de Santiago le tocó superar el paso de los chilenos Hugo Castrileo y Matías Silva.
Tras arrancar en la explanada del Campo de Marte, el corredor de 30 años nacido en Huancayo fue alternando posiciones en la consabida lucha sicológica que pone a prueba la resistencia de los corredores.
Ya a partir del ecuador de la competencia, sí tomó la cabeza de la carrera para no abandonarla más nunca.
Hermano de Raúl Pacheco, medallista de plata en la maratón de Toronto 2015, cruzó la meta luego de dos horas, 11 minutos y 14 segundos, un tiempo todavía alejado de las marcas con que los fondistas kenyanos y etíopes suelen dominar con puño de hierro la maratón en el mundo.
Pero en su mente, sin duda, vislumbró por unos instantes mientras corría, un sueño: la maratón de París 2024, los Juegos Olímpicos para los cuales ya está clasificado. Esta vez, además, en medio de la caza que fútilmente le dieron chilenos y brasileños, Pacheco tampoco estuvo solo.
A su lado en el podio y durante buena parte de la carrera compareció como escudero suyo Luis Fernando Ostos, quien se colgó el bronce por detrás del anfitrión Castrileo, para darle a Perú un uno-tres histórico.
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