Lo hizo con récord incluido para el evento, pues ya en el arranque alzó 102 kg para cargar un total de 228 en el Gimnasio Chimkowe, con lo que superó la actuación de su compatriota María Lobón, también dorada en Lima 2019. No fue fortuito. Si algo ha aprendido en la vida la vallecaucana de 28 años que siempre sonríe, es a esperar y también a levantar grandes pesos.
Le tocó hacerlo cuando tenía apenas 11 años y falleció su madre. Y también después en 2015, cuando un control antidopaje adverso por boldenona —un esteroide anabólico— le costó estar alejada de las competencias cinco años, cuando venía de ganar un bronce en el Mundial de Almaty 2014.
Esa suspensión causó que la campeona centrocaribeña de Veracruz no pudiera participar en los Juegos Panamericanos de Lima ni en ningún otro torneo hasta enero de 2020.
Sin embargo, cuando regresó cada arranque y envión que realizó en los entrenamientos durante los más de mil días que la separaron de los campeonatos, cobraron sentido.
Ganó plata y oro en los mundiales de Taskent 2021 y Bogotá 2022, respectivamente, y también se impuso este domingo a la canadiense Maude Charron y la venezolana Anyelin Venegas.
Preguntada en una ocasión por qué sonríe siempre, contestó que lo hace porque disfruta el deporte y para espantar la tristeza.
“Hay que levantarse de los golpes duros de la vida”, agregó entonces la halterista, que seguramente volvió a contagiarle ahora su sonrisa a Colombia.
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