Una perceptible calma y palpable soledad invade hoy las instalaciones deportivas que fueron un avispero de acción muscular, entusiasta gritería de público espectador, de ajetreo incesante de árbitros, personal técnico y de apoyo.
Tal parece que los estadios hoy se toman su descanso merecido, todo en ellos está recogido y en orden, hasta que el bullicio deportivo vuelva a inundarlos.
La cita regional que Venezuela hizo renacer tras 12 años de inactividad satisfizo expectativas y generó entusiasmo entre las autoridades deportivas para darles continuidad con el doble objetivo de fomentar la confraternidad, cooperación e integración entre los pueblos, y que sirva de propicio fogueo para los deportistas de cara a justas de mayor envergadura.
Al menos, así valoraron autoridades del deporte consultadas por Prensa Latina. El viceministro venezolano para la Juventud y el Deporte, Pablo Yustiz; el presidente de Deportes y Recreación de Cuba, Osvaldo Vento, y el director técnico de la competencia de atletismo, Alberto Phyllis, coincidieron en calificar la justa regional de exitosa.
Deportistas, por igual, salen de Caracas, La Guaira y Miranda donde compitieron y estuvieron alojados con la misma opinión.
Fueron nueve días de intensa actividad competitiva en 33 disciplinas algunas de ellas con varias pruebas como la natación con 42, el atletismo con 40, el ciclismo y patinaje de pista lo mismo, los deportes de combates con varias divisiones, las pesas igual y el kenpo incluyó 15 modalidades con sus respectivas finales, entre otras.
En total, se repartieron mil 297 medallas divididas en oro, plata y bronce, señaló el ministro para la Juventud y el Deporte, Melvin Maldonado, al intervenir en la alegre ceremonia de clausura anoche en la sala multifacética José Beracasa del Parque Naciones Unidas, en Caracas.
Allí estuvieron los deportistas, con sus técnicos, los grandes protagonistas de esta justa regional, como también Albarino, la simpática mascota que los acompañó durante toda la competencia y en las premiaciones de quien se llevan un recuerdo, y fue a despedirlos al gimnasio Beracasa.
En la memoria quedan grandes actuaciones como la de la joven venezolana de 17 años María Yegres quien se convirtió en la Reina de los Juegos al conquistar ocho preseas de oro en natación, o la estupenda marca de rango mundial de 17.23 metros del cubano Cristian Nápoles en triple salto.
E igual el doblete dorado de la fondista, también de Cuba, Anisleidis Ochoa, campeona en 5.000 y 10.000 metros con impresionantes registros, o las emocionantes victorias de las selecciones anfitrionas sobre las cubanas en el voleibol de cancha, en ambos sexos, y el baloncesto masculino.
El paladar también sentirá nostalgia del sabor peculiar, delicioso, de platos típicos que enriquecen la cocina venezolana, como el tequeño, la arepa, la capacha y la empanada llanera.
Igualmente, se recuerda con agrado la gentileza, hospitalidad, educación con que los venezolanos trataron a los visitantes para quienes estuvieron, como dice su cotidiano refrán de la jerga popular, “a su orden”.
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