Desde Veracruz-2014, Bladimir Díaz y sus descendientes llaman la atención con resultados excelentes en un deporte sin numerosos seguidores en la Isla del Encanto, pero que ellos han ayudado a desarrollar.
En Barranquilla-2018 estuve junto a Melanie, Adriana y Fabiola Andrea (la más joven, quien ahora apoya a sus hermanas), y eso me hizo sentir muy orgulloso, rememoró Bladimir a Prensa Latina en medio de un receso antes de las semifinales de doble femenino.
Melanie y Adriana, la principal figura de América en el tenis de mesa femenino a nivel individual gracias a su onceno lugar en el ranking mundial, se enfrentarán en esa instancia a las venezolanas Camila Obando y Roxi González.
Ambas ya tienen una presea de plata acá como parte del equipo de damas que cayó 1-3 en las finales ante Cuba.
Bladimir recordó que a los 13 años de edad se encontró por accidente con este deporte al hallar una mesa abandonada en una sala cubierta, y atrás quedaron, confesó, sus deseos de ser pelotero.
Llegué a la selección de Puerto Rico como jugador de tenis de mesa, pero nunca estuve entre los cuatro mejores para ir a concursar fuera; después pasó el tiempo y me hice entrenador, me fui preparando de manera autodidacta, amplió.
Con un peculiar brillo en los ojos habló sobre el nacimiento de sus hijas, cómo ellas se motivaron para sumarse a esta disciplina, especialmente Adriana, y precisó que otra descendiente, llamada Gabriela, también la practicó.
Nuestra vida, la de esta familia, gira en torno al tenis de mesa, aunque a veces debemos cambiar el tema, recalcó Bladimir, quien reconoció que al principio fue duro con sus niñas.
Ya están grandes, tienen más de 20 años y muchos criterios, debemos ir equilibrando las cosas para tomar las mejores decisiones, aunque la experiencia se impone con cierta frecuencia, agregó, y provocó sonrisas en Melanie y Fabiola Andrea, atentas a la conversación en la cual no estuvo Adriana.
Papá es más suave como papá que como entrenador, pero agradezco que haya sido así, fue una pieza clave para convertirnos en deportistas, ha hecho un excelente trabajo en la casa y en la mesa de la red, resaltó Melanie.
Interrogada sobre la relación con Adriana y la posibilidad de tenerla en algún instante como rival, la primogénita resumió: “las cosas están claras, ella es una jugadora de mucho nivel, así que si gano un set me encuentro feliz, todo queda en casa”.
Sin dudas, la familia Díaz sigue haciendo historia, y Bladimir confesó que intentará que cuando lleguen los nietos alguno juegue tenis de mesa, y él sea su entrenador para contar nuevas anécdotas.
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