Interrogada hace dos días por Prensa Latina, la titular de la división de más de 78 kilogramos utilizó la famosa frase, pero manifestó que había que aguardar por esta medalla dorada en San Salvador-2023, el mismo resultado de Veracruz-2014 y Barranquilla-2018.
Multimedallista en citas olímpicas, Ortiz no tuvo piedad con sus rivales en el Coliseo de la Universidad de El Salvador y venció siempre por ippon a Gabriella Woods, de Trinidad y Tobago, a la puertorriqueña Ettelimay Ramos y a la colombiana Brigitte Carabali, merecedora del metal de plata.
En declaraciones a reporteros de su nación tras el triunfo, la laureada judoca concedió una gran importancia a este certamen regional, cuya primera edición aconteció en 1926.
Sobre el último combate, evitó el calificativo de difícil en comparación con otros de momentos similares, y apuntó que el judo ha evolucionado mucho y “todo el mundo tiene un gran nivel”.
Pero, bueno, sabía que podía ganar esta medalla, recalcó risueña la deportista de 33 años de edad, de la occidental provincia de Artemisa y abanderada de la delegación de su país junto al boxeador Julio César La Cruz.
Ortiz comentó además que seguirá preparándose para participar próximamente en un torneo abierto en Ecuador y después en los Juegos Panamericanos de Chile en octubre y noviembre venideros.
Cuando queda pendiente para mañana la pugna por equipos, Cuba lidera el judo con ocho premios de oro, tres de plata y dos de bronce, y sus escoltas inmediatos son Venezuela (dos-dos-cinco) y Colombia (dos-uno-cinco).
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