¡Viva El Salvador!, exclamó Mejía luego de realizar una amplia exposición del reto cumplido por cerca de año y medio por los salvadoreños para salvar la fiesta deportiva regional más antigua del universo.
Presidido por Yamil Bukele, presidente del Comité Organizador, quien afirmó “hemos cumplido”, Mejía calificó la cita como “proeza del siglo XXI” y destacó la “magia” que se respira en el olimpismo luego de estas competencias preparadas por los más grandes anfitriones que conoció.
Estos juegos nos dejan un legado inmenso y San Salvador 2023 nos enseñó como trascender, remarcó el directivo. Se hizo historia durante los días de competencia. Hay llamas que se pueden apagar pero hay fuegos que no, afirmó al resaltar todo lo que deja el ejemplo de El Salvador.
Lo imposible se puede hacer realidad, elogió el presidente de Centro Caribe Sports al dejar clausurados los Juegos y pasar el estandarte de la próxima cita, en 2026, a la alcaldesa de Santo Domingo, Carolina Mejía.
La jornada siguió con una velada artística dedicada a atletas, y en especial al voluntariado que hizo realidad que los asistentes a San Salvador disfrutaran de toda la hospitalidad y ayuda posible.
Cerca de las 20:00, hora local, se apagó la llama que arderá nuevamente en 2026 en República Dominicana, país que a ritmo de merengue ya trabaja en emular la hazaña y la proeza de los salvadoreños.
Aunque por tradición cada juego que termina es considerado como el mejor organizado en su historia, la hazaña de San Salvador quedará grabada en piedra, será irrepetible, como destacó Mejía, “nunca apoyaré ni aconsejaré” dar una sede a un país con tan poco tiempo para preparar el evento.
Como sostuvo Bukele, presidente del Cossan 2023, El Salvador cumplió, ahora el reto lo tiene la tierra del rítmico merengue, un país con tradición y experiencia en la preparación de estas justas.
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